domingo, 19 de octubre de 2008

Cambio horario y efectos psicológicos

Todas nuestras funciones corporales se encuentran regidas por un control cronobiológico.

Podríamos afirmar que no existe función que no posea ritmos diarios, tanto sea en el comportamiento, la fisiología, la biología celular o incluso los fenómenos moleculares. Es más, a esta altura casi sería más interesante descubrir alguna función que no fluctuara rítmicamente con un período de 24 horas, pero probablemente sería una búsqueda infructuosa.

Pero lo que verdaderamente hace funcionar a nuestro organismo es su armonía interna: los diferentes ritmos diarios o circadianos del cuerpo humano se encuentran estrechamente relacionados entre sí, formando un verdadero orden temporal interno.

Esta regulación cronobiológica tiene como consecuencia que estemos mejor preparados para diferentes funciones y comportamientos en distintas horas del día.

Disrupción de ritmos circadianos:

La alteración en la secuencia u orden de estos ritmos tiene un efecto negativo a corto plazo. Muchos viajeros han experimentado el jet lag, con sus síntomas de fatiga, desorientación e insomnio. Algunos desórdenes psiquiátricos y neurológicos, como el trastorno bipolar y algunos desórdenes del sueño, se asocian a funcionamientos irregulares de los ritmos circadianos en general, no sólo del ciclo sueño-vigilia.
La alteración de los ritmos circadianos a largo plazo tendría consecuencias adversas en múltiples sistemas, particularmente en el desarrollo de exacerbaciones de enfermedades cardiovasculares.

Es por ello, que un cambio en el reloj social afecta directa e individualmente a los ritmos biológicos de cada ser humano, necesitando así mas tiempo de lo normal para reestablecer nuestro equilibrio interno y readaptarnos a un cambio súbito de horario; y además acarreando diferentes consecuencias de acuerdo a cada persona en particular.

Finalmente, considero que el cambio de horario de verano, solo podría ser positivo respecto al aspecto económico.

Definitivamente dos ajustes de horario en tres meses (diciembre y marzo) no pueden traer más que desequilibrio en nuestro organismo, ya sea tanto a nivel psicológico, como biológico.

Los gobiernos deberían interesarse por estos temas y lograr unificar los intereses financieros con los que respectan a la salud del hombre, para que al menos prevengan a la población de los posibles impactos que pueden acarrear este tipo de decisiones.

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